martes, 21 de agosto de 2012

Obispo Silva - Creer y Esperar


Un día, cuando una mujer iba caminando por la calle, vio por la ventana de la casa del pastor de su Iglesia, una escena terrible.

Imagine, el pastor estaba persiguiendo a su mujer con un palo de escoba para arriba. Oyó el grito de la esposa al marido, la vio correr y al marido tras ella. ¡No tenía ninguna duda! El pastor golpeó a su esposa y comentó la noticia por toda la ciudad.

Ella lo estaba contando a todos los que conocía, y no satisfecha con eso, empezó a contárselo también a los extraños. Pronto todo el pueblo sabía sobre la inconveniencia de la actitud del pastor.

La directiva de la Iglesia ante tal hecho, se reunió y tomó la decisión apropiada del caso en relación al pastor y su ministerio, y comunicó a él la decisión tomada.

Muy sabiamente el pastor acepta la decisión sin ninguna alegación en su favor.

El pastor hizo entonces una petición. Quería hacer en el siguiente domingo un culto de despedida, invitando a todos los que pudieran asistir.

En el día señalado, después de un corto mensaje del Evangelio, su esposa fue invitada a subir al altar para explicar públicamente lo que había pasado.

Ella dijo en voz alta y clara: “Mi esposo fue desconectado de la Iglesia, por un ¡JUICIO PRECIPITADO! Soy consciente de que la decisión tomada es por el hecho de haberme pegado.

Nunca se quejó con nadie, ni podía, porque lo que realmente ocurrió fue que un día particular, cuando hice la limpieza de la casa, apareció un pequeño ratón, que empezó a correr por la habitación. Yo, con miedo a las ratas comencé a gritar y correr. Mi esposo lo vio, cogió una escoba y comenzó a perseguir al ratón para matarlo.

Si esto es causa para el cierre de la iglesia, nos iremos a otra ciudad, si no, me gustaría que la persona que difundió noticias falsas sobre mi azote, venga aquí, porque nosotros (mi esposo y yo) estamos dispuestos a perdonar a esa persona por el error cometido”.

Todos los presentes sabían sobre lo sucedido y quien divulgó la noticia, por lo que la "Señora" no tenía otra opción que ir allí y pedir perdón. Sin embargo, el pastor le dijo: "Señora: Yo le perdono, pero usted deberá cumplir con una petición que le haré, ¿está bien?” Ella respondió afirmativamente.

Teniendo en cuenta esta respuesta el pastor le dio la siguiente asignación: "tome una almohada de plumas, vaya a la cima de la colina en un día ventoso, y libere todas las plumas en el aire" (fácil, debe haber pensado la señora). Pero el pastor continuó: "Al día siguiente, volverá a ese lugar y recogerá todas las plumas para recomponer la almohada para que quede como estaba antes." “¡Hay Pastor esto es imposible! Después de que el viento se llevé las plumas ya no podré recogerlas” dijo la señora.

¡Eso es exactamente lo que usted hizo con mi vida! Después de haber difundido esa noticia falsa, nunca más tendré el mismo concepto con el pueblo de esta ciudad. Me trasladarán a otra ciudad, pero dejamos aquí esta lección de vida a todos los presentes:ues a nadie a toda prisa, y no disemine porque luego no podrá recoger."

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