lunes, 20 de agosto de 2012

El Poder de la Imaginacion

Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado; se confirmará como lo he determinado. Isaías 14:24
En estas palabras Dios revela cómo trabaja. Primero Él piensa, determina una cosa. Después actúa para que suceda.
Atención: esa es la forma en la que DIOS trabaja. Es la fórmula divina de la realización. Es como Él creó el mundo y todo lo que se ve, inclusive usted y yo.
Y cuando nos creó, colocó ese poder dentro de nosotros también, el poder de la imaginación. Piense en eso. Dios podría haber creado al ser humano sin ese poder. Bastaría la habilidad de lidiar con lo que existe, lo que es real. Pero eligió dotarnos con esa habilidad de imaginar, de pensar en algo que aún no existe y no es real. (No me refiero a las fantasías, sino a la imaginación de cosas realizables.)
Si Él nos dio ese poder, obviamente fue para que lo usemos. Pero la mayoría de las veces, ese poder es lanzado al sótano de nuestra mente, acumulando suciedad, enterrado por tantas otras preocupaciones y quehaceres que tenemos con la vida “real”.
Einstein dijo: “La imaginación es más importante que el conocimiento.” No es de sorprenderse que él, el mayor científico del siglo XX, también concluyera: “Quiero conocer la mente de Dios. El resto son detalles.”
Otra palabra para la imaginación es la fe. La imaginación es la fe sin la religiosidad. Es la fe sin aditivos humanos. Es la fe en su estado original. Es esa fe la que tenemos que rescatar para realizar lo imposible.
Si usted ha vivido una vida de pocas realizaciones, mucha rutina, y casi cero de esperanza, probablemente usted no ha usado su poder de imaginación. Descienda al sótano de su mente, mueva las preocupaciones del camino, desempolve ese poder y sáquelo afuera. Comience a imaginar.
Imagínese con perfecta salud.
Imagine sus deudas todas pagadas.
Imagínese al mejor marido/esposa del mundo.
Imagínese en perfecta seguridad y paz interior.
Imagínese fuerte, inteligente y ayudando a muchos.
Imagínese después de su muerte, delante de Dios, Él sonriéndole a usted, llamándolo por el nombre y diciendo: “Felicidades, Mi siervo bueno y fiel. Tengo una fiesta preparada para ti. ¿Vamos a entrar?”
Imagine…

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